TEXTOS DE PARTIDA:
Las consecuencias de la batalla de Maratón
Inmediatamente después de la inesperada victoria ateniense en Maratón, debieron sentir una enorme sensación de alivio e incluso de euforia. Pero queda bastante claro que llevó algún tiempo que se dieran cuenta de lo que habían conseguido y de la importancia que iba a adquirir el resultado de la batalla. El elogio de los espartanos, que habían visitado el campo de batalla, debió ser una fuente de orgullo, dada la reputación de los espartanos como guerreros sin igual. Y cuando los atenienses contaron a los enemigos muertos con el fin de cumplir la promesa a la diosa Artemisa —sacrificar un cabrito por cada soldado enemigo muerto si ayudaba a los atenienses a obtener la victoria— descubrieron que totalizaban unos 6.400. Esto era demasiado para que la promesa se pudiera cumplir de una sola vez: Artemisa recibió el pago a plazos, de manera que los atenienses sacrificaban 500 cabritos al año en el aniversario de la batalla. Esta gran cantidad de enemigos muertos, que representaban las dos terceras partes de los hoplitas atenienses presentes en la batalla, dio a los atenienses la sensación de que habían hecho algo grande. La sensación de logro iba a aumentar a lo largo de las décadas siguientes, hasta que la batalla se afianzó como un referente de la memoria histórica de los atenienses. Pero aún así nos seguimos preguntando hasta qué punto fue realmente importante. Después de todo, el ejército persa en Maratón no había sido más que una simple fuerza expedicionaria, desde el punto de vista de los persas, de una escala relativamente pequeña y sin la compañía del rey. Como es bien sabido, la determinación persa de conquistar Grecia no se vio afectada, y diez años después se puso en marcha una invasión de Grecia a escala mucho mayor, tanto por tierra como por mar, y dirigida por el rey persa en persona. Por tanto, ¿por qué se considera a Maratón como una batalla crucial, como un punto de inflexión? Para contestar a esto debemos analizar tanto lo que realmente le ocurrió a los atenienses, a los griegos y a los persas en su conjunto en las décadas posteriores a la batalla, y lo que es lo más probable que hubiera ocurrido si hubieran ganado los persas, como hubiera podido ser muy posible, e incluso probable.
Atenas y Grecia después de la victoria en Maratón
El héroe del momento en Atenas justo después de la batalla fue Milcíades: había sido su política de reclutar a la fuerza hoplita ateniense y presentar batalla en Maratón, y su estrategia y tácticas lo que había propiciado la victoria en la batalla, como reconocían todos. La muerte del polemarchos Calimaco en la fase final de la batalla ayudó a Milcíades a reclamar el mérito de la victoria —ya que había desaparecido el rival más obvio para recibir dicho elogio— pero la alabanza general en nuestras fuentes a Milcíades como el general ateniense clave demuestra que el papel de Milcíades fue realmente crucial. Fue reelegido triunfalmente como uno de los diez generales para el año siguiente, y fue la voz dominante en la política ateniense, aunque esta situación no iba a perdurar. Una expedición mal planificada con el objetivo de extender el poder ateniense por las Cicladas llegó a un final desastroso en Paros, donde Milcíades recibió una herida en el muslo que lo dejó lisiado. Los enemigos del gran aristócrata aprovecharon la ocasión y lo acusaron de engañar al pueblo ateniense. Demasiado enfermo a causa de una gangrena terminal como para defenderse, yació tendido en el lugar de la asamblea mientras el pueblo lo declaraba culpable y le imponía una gran multa. Era más de lo que podía pagar, pero de cualquier forma murió poco después, dejando la deuda a su hijo Cimón, que la cubrió con la ayuda de sus familiares.
RICHARD BILLOW: Maratón.
La brujería es la pervivencia de una antigua religión ctónica y matriarcal que se remonta al neolítico. Esta religión profesa el renacimiento o reencarnación y la capacidad del hombre para influir en su destino. En sus ceremonias, polariza la energía mental de la comunidad para alcanzar un éxtasis colectivo. El individuo potencia su energía espiritual, trasciende sus limitaciones y funde su alma con la divinidad. Esta enajenación se consigue por distintos medios: oración, ayuno, agotamiento físico o ingestión de drogas alcaloides (los famosos ungüentos de brujas). Algunas de estas drogas producen delirio, sensación de ingravidez y placer sexual, lo que explica los vuelos de las brujas y los aquelarres.
Al principio de la Edad Media, la Iglesia toleraba la brujería y la consideraba mera superstición de las gentes sencillas e ignorantes. Pero más adelante, a partir del siglo XII, la brujería adquirió cierta dimensión social como aglutinante de colectivos reprimidos, de siervos y mujeres. Entonces la Iglesia se combinó con el poder civil para perseguirla acusándola de rendir culto al diablo, lo que presupone apostasía y herejía. Además, a partir de santo Tomás, las indagaciones de célibes teólogos sobre el ángel caído condujeron a un descubrimiento sorprendente: los demonios cohabitan con mujeres.
No fue difícil encontrar una justificación bíblica a la persecución de las brujas: «A la hechicera no dejarás que viva», leemos en Éxodo. Y el Deuteronomio (XVIII, 10, 11, 12) remacha: quien se dé a la hechicería, a la magia y a encantamientos (...) es abominable ante Dios.
La brujería fue perseguida con gran virulencia después de la Edad Media, a partir de la bula de Inocencio VIII Summis desideratis affectibus (1484), que tuvo la infeliz idea de relacionarla con la herejía: «ha llegado a nuestros oídos que gran número de personas de uno y otro sexo no evitan fornicar con los demonios, íncubos o súcubos, y que mediante sus brujerías, hechizos y conjuros, sofocan, extinguen y hacen perecer la fecundidad de las mujeres, la propagación de los animales y las cosechas».
Dos años después apareció el famoso tratado Mal- leus maleficarum (Martillo de brujas), obra de dos dominicos sádicos, Sprenger y Kramer, en el que se explican treinta y cinco formas de torturar a una bruja. Este manual alcanzó gran difusión e influyó poderosamente en los códigos legales de su tiempo, En él leemos:
«¿Qué cosa es la mujer sino un enemigo de la amistad, un castigo insoslayable, un mal necesario, una tentación natural (...) un peligro doméstico, un mal de la naturaleza pintado con colores benignos? ¿Quién es tan necio que crea que los daños de las brujas son fantásticos e imaginarios, cuando es evidente lo contrario a los ojos de todo el mundo? (...) la brujería es una alta traición contra la majestad de Dios. Las acusadas deben ser sometidas a tortura hasta hacerlas confesar.
Juan Eslava Galán : Historias de la Inquisición
Haz un esquema y un mapa conceptual en tu blog de los dos textos.
Mapa Mental creado con ExamTime por Alfredo ASG
Mapa Mental creado con ExamTime por Alfredo ASG
No hay comentarios:
Publicar un comentario