lunes, 19 de enero de 2015

El fin de las sociedades



Lee en primer lugar el artículo de El Confidencial.

Lee después este texto:
“Fecha: 21 de agosto de 2126. Día del juicio final.
Lugar: La Tierra. Por todo el planeta, la población desesperada intenta guarecerse. Hay miles de millones de personas que no tienen dónde ir. Unos huyen bajo la tierra, buscando desesperadamente cuevas y minas abandonadas, o se hacen a la mar en submarinos. Otros lo destrozan todo a su paso, mortíferos y despreciativos. La gran mayoría espera sentada, cariacontecida y perpleja, esperando el final.
En lo alto del cielo, hay grabado un rayo de luz en el azul del cielo. Lo que empezó siendo un estrecho trazo de blanda nebulosidad radiante ha crecido día a día hasta formar un vórtice de gas que hierve en el vacío del espacio. En el vértice de ese rastro de vapor yace un pegote oscuro, informe y amenazante. La diminuta cabeza del cometa contrasta con su enorme poder destructivo. Se acerca al planeta Tierra a la asombrosa velocidad de 65 000 kilómetros por hora, 18 kilómetros por segundo: un billón de toneladas de hielo y piedra destinados a estrellarse a setenta veces la velocidad del sonido.
La humanidad sólo puede mirar y esperar. Los científicos, que han abandonado hace tiempo los telescopios a la vista de lo inevitable, apagan silenciosamente los ordenadores. Las inacabables simulaciones del desastre siguen siendo demasiado inciertas y las conclusiones que obtienen son, en cualquier caso, demasiado alarmantes como para darlas a conocer públicamente. Algunos científicos han elaborado complejas estrategias de supervivencia utilizando sus conocimientos técnicos para sacar ventaja a sus conciudadanos. Otros tienen pensado observar el cataclismo lo más cuidadosamente posible, cumpliendo su papel de verdaderos científicos hasta el mismísimo fin, transmitiendo datos a las cápsulas profundamente enterradas. Para la posteridad…
Se acerca el momento del impacto. En todo el mundo, millones de personas comprueban nerviosamente sus relojes. Los últimos tres minutos.

Justo por encima del nivel de la tierra, se abren los cielos. Mil kilómetros cúbicos de aire se abren. Un brazo de llamas abrasadoras más ancho que una ciudad se arquea hacia abajo y quince segundos después alancea a la Tierra. El planeta se estremece con la fuerza de diez mil terremotos. Una onda de choque de aire desplazado barre la superficie del globo, aplastando cualquier estructura, pulverizándolo todo a su paso. El terreno plano en torno al punto del impacto se yergue formando una corona de montañas líquidas de varios kilómetros de diámetro. La pared de roca triturada se extiende hacia el exterior, sacudiendo el paisaje de alrededor como cuando se mueve una manta a cámara lenta.
Dentro del propio cráter, billones de toneladas de rocas se vaporizan. Buena parte de ellas salen despedidas, algunas proyectadas al espacio. Pero más aún saltan atravesando medio continente para llover a cientos o incluso miles de kilómetros de distancia, sembrando la destrucción generalizada a todo lo que hay por debajo. Alguno de los materiales fundidos y despedidos caen sobre el océano, originando gigantescos tsunamis que contribuyen al caos creciente. A la atmósfera llega una gran columna de restos pulverulentos, impidiendo el paso de la luz solar sobre todo el planeta. La luz del sol se ve sustituida por un relumbre siniestro y parpadeante de miles de millones de meteoritos, que queman la tierra con su calor abrasador, mientras el material desplazado va cayendo hacia la atmósfera desde el espacio.
Este panorama se basa en la predicción de que el cometa Swift-Tuttle chocará con la Tierra el 21 de agosto de 2126.”
Fragmento de: Davis, Paul. “Los últimos tres minutos.” 








TAREAS:

a) Lee el material con atención.
b) Elabora las fichas.
c) Realiza una entrada en el Blog sobre el tema. Busca algún video y información sobre las películas que han tratado el Fin del Mundo.






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