martes, 10 de marzo de 2015

LA REVOLUCIÓN RUSA





-EL PAÍS:Aleksandr Herzen, la enfermedad de la verdad.
Fragmento del artículo:
"...La casa de Herzen se convirtió en Londres en lugar de peregrinación de todos los exiliados rusos. En 1865 murió el zar Nicolas I, terminando así la tiranía mas brutal que vivió Rusia durante el siglo XIX. Herzen estaba en una espléndida forma. El 1 de julio de 1857 apareció el primer número de La Campana, la revista que dirigió junto con Ogarev y que salió con regularidad durante diez años, primero mensualmente y después cada quince días, al principio en Londres (hasta abril de 1865) y luego en Ginebra. Fue el lugar desde donde pudieron orquestar sus mordaces críticas contra los excesos de los gobiernos rusos. Después de los sucesos de 1848, Herzen había dejado de creer en las virtudes salvadoras de la revolución e incluso desconfiaba de los supuestos grandes valores de la civilización occidental. Abominaba ya de las grandes abstracciones, le interesaba mucho más librar las batallas necesarias para conseguir pequeñas conquistas concretas. Tras la guerra de Crimea, Herzen enarboló desde las páginas de La Campana algunos principios por los que luchar en la nueva Rusia de Alejandro II: la liberación de los siervos, el final de los castigos corporales y la abolición de la censura sobre la palabra escrita. El 3 de marzo de 1861 celebraron que en su lejano país se había proclamado la emancipación de los siervos, uno de sus grandes objetivos..."
-EL PAÍS:  El payaso trágico.
Fragmento del artículo:

"...Vladimir Maiakovski, futurista ruso, gigante narciso y ególatra, agitador y poeta genial, autodidacta, exhibicionista y payaso, estuvo en el centro de esos dos huracanes, creyendo, el muy ingenuo, que ambos sismos podían fundirse y complementarse. Su obra y su absorbente y corta vida fue una heroica y desesperada aventura, tratando de conseguir aquella imposible alianza, para descubrir, poco antes de suicidarse, que las revoluciones políticas, una vez que se convierten en poder absoluto y burocracia cancerosa, se tragan siempre a los poetas y a la poesía, domesticándolos y poniéndolos a su servicio. Las páginas de la novela que describen la guerra de guerrillas entre los distintos grupos y movimientos literarios y artísticos —los simbolistas, los acmeístas, los futuristas— en los cafés, los periódicos y revistas, los teatros y plazas de Moscú y Petrogrado son de una gran vivacidad y color y muestran que, en aquellos años que preceden a la Revolución de Octubre, la vida cultural alcanzó en Rusia una extraordinaria versatilidad..."

-EL PAÍS:  Repaso a la revolución de Lédebev.
-EL PAÍS: Iliá Ehrenburg, el hombre que lo vio todo.
-EL MUNDO: J. Casanova: 'El hundimiento del orden imperial y liberal abrió las puertas a los totalitarismos'.

Fragmento:
"...¿Qué fue lo que llevó verdaderamente a esa polarización de fuerzas?
La Primera Guerra Mundial se llevó con ella a imperios y despotismos que dejaron un tremendo vacío en las sociedades donde habían dominado. El hecho de que en una de ellas, Rusia, triunfara la revolución bolchevique, y que en otras como Italia y Alemania aparecieran movimientos contrarrevolucionarios fascistas de masas, generó un conflicto de clases, ideológico, político y cultural difícil de mitigar en ese continente en crisis..."
-EL MUNDO:  ¿Quién conoce a Sofía Casanova?.

-EL MUNDO: Trotsky, ¿el bueno?.

Fragmento:

"Importancia histórica no ha tenido", explica Gustavo Bueno, "La suya era una alternativa que no proponía soluciones". Sin embargo, Albiac, quien le considera el más brillante de los cerebros bolcheviques, destaca: "Me fascina cómo pudo destacar en tantos campos. Hay que decir que como literato fue muy importante, y como analista del arte de su tiempo. Y también como reformador del ejército, sin tener ninguna formación militar. Tiene puntos oscuros, sí, como cuando aplastó la Rebelión de Kronstadt".
"Hoy, muchos de mis alumnos se dicen trotskistas", explica el historiador Javier Redondo
Trotsky, que había comandado el Ejercito Rojo contra el Blanco y que firmó la paz de Brest-Litovsk, con Alemania, el teórico y (según el trotskismo, al menos) natural descendiente de Lenin fue despeñándose por los escalafones del aparato secretarial, en la transición de líderes. Caído de la Historia. A partir de 1923, explica E. H. Carr, otro ingles 'comunistólogo', en su ya clásico ‘La revolución rusa. De Lenin a Stalin’: "Aunque Trotsky no era un candidato formal, su poderosa personalidad, su historial en la Guerra Civil, su convincente manera de razonar y sus brillantes dotes oratorias le habían ganado una amplia popularidad en la base del partido, y le convertían en un formidable adversario en cualquier debate político. En el congreso del partido, en abril, Zinoviev, Kamenev y Stalin se habían confabulado con éxito para frenar su avance".
En el año 24, muere Lenin entre brumas intrigantes. Lev Trotsky empieza a sufrir ataques de fiebre constantes y tiene que refugiarse en un balneario. Y entre estos sustos llega la mar de fondo. Se le acusa de menchevismo, se ataca su teoría de la revolución permanente. Se impone el nacionalismo ruso, se denigra su impronta, su persona. Entre el XIV y el XV Congreso del Comité Central, entre 1925 y el 27, el triunvirato marca sus grandes tantos, y gana. Gana Stalin, jugando solo al futbolín entre mil siglas de corpúsculos, asambleas, facciones, departamentos y policías. El 'sepulturero de la Revolución', que le llamó Trotsky.

ACTIVIDAD:

-Lee los artículos de los enlaces.
-Elige tres y elabora una pequeña investigación sobre ellos, siguiendo el esquema:

 a) Busca enlaces sobre el tema en la vez, 2 ó 3.
 b) Busca fotos de protagonistas o lugares.
 c) Presenta los datos fundamentales, con información de los artículos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario