lunes, 9 de marzo de 2015

VISITANDO RUSIA ANTES DE LA REVOLUCIÓN

Desfile en la película para marchar a la I Guerra Mundial.



Cuando en el Film de Doctor Zhivago se van a Primera Guerra Mundial, acaba la descripción de la Rusia anterior a la Revolución de 1917.

ENLACES:
-Película en WIKIPEDIA.

-UNA CRÍTICA DEL LIBRO. Artículo de EL MUNDO:Así publicó la CIA 'Doctor Zhivago'.

Los protagonistas y el director en el escenario de Moscú.

-Clases de historia.
-WIKIPEDIA, Revolución Rusa de 1905.
-WIKIPEDIA,Revolución Rusa de Octubre de 1917.
-POWERPOINT enlazado de :e-ducativa.catedu.es.

EL LIBRO:

Fragmentos del libro:

Fragmento I:

"...En otoño hubo agitación en las líneas ferroviarias de la red de Moscú. Los ferroviarios de la línea Moscú-Kazán se declararon en huelga. Debían adherirse a ellos los del ferrocarril de Moscú a Brest. La huelga estaba decidida, pero el comité no había conseguido ponerse de acuerdo en cuanto a la fecha en que debía comenzar. En la línea estaban todos advertidos. Sólo se esperaba la ocasión para llevarla a cabo.
Era una fría y nubosa mañana de principios de octubre. Aquel día habían de ser pagados los jornales. Durante mucho tiempo no se tuvo noticias de la sección de contabilidad. Después entró en las oficinas un muchacho con la nómina, la orden de caja y un montón de libretas de trabajo que habían sido retiradas para anotar las multas.
Comenzaron a pagar. Maquinistas, guardagujas, obreros y peones, mujeres encargadas de la limpieza de los coches, esperaban el momento de retirar su paga, puestos todos en fila en la inmensa explanada desierta que separaba la estación, las oficinas, los hangares de las locomotoras, los tinglados y las vías, de los edificios de madera de la dirección. Se percibía en el aire el olor del incipiente invierno, de las hojas de arce pisoteadas,
de la nieve fundida, del humo de las locomotoras y del caliente pan de centeno recién sacado del horno en la cantina de la estación. Llegaban y salían trenes. Formábanse o se desenganchaban según las señales: bandera plegada o desplegada. Resonaban en varios tonos las trompetas de los guardavías, los silbatos de los que enganchaban los coches y los silbidos de las locomotoras. Columnas de humo ascendían al cielo como escaleras sin fin. Las locomotoras estaban a punto para la partida lanzando ardientes chorros de vapor que derretían las frías nubes invernales.
A lo largo de las vías paseábanse de un lado a otro el jefe de sección, Fuflyguin, ingeniero de ferrocarriles, y el encargado del sector anejo a la estación, Pável Ferapóntovitch Antípov. Este estaba ya cansado del servicio de reparaciones: el material que le entregaban para la renovación del parque móvil le obligaba a continuas quejas. El acero no era lo suficientemente elástico; los raíles no resistían a las pruebas de flexión y
torsión y, según sus previsiones, se quebrarían con el hielo. La dirección se mostraba indiferente a sus reclamaciones: cada uno debía arreglarse con su material. Fuflyguin, bajo su costosa pelliza desabrochada, que lucía los galones de su cargo, vestía un traje de paisano, nuevo y de fina lana escocesa. Caminaba lentamente por el terraplén, complaciéndose con el buen corte de su chaqueta, con la raya impecable de sus pantalones y la elegante forma de sus zapatos.
Las palabras de Antípov le entraban por un oído y le salían por otro. Pensaba en sus cosas. Constantemente sacaba el reloj y consultaba la hora, demostrando que tenía prisa por marcharse.
—Sí, sí, amigo mío —lo interrumpía con impaciencia—, pero esto sólo se tiene encuenta para las líneas principales, o los trayectos de empalme donde hay más movimiento. Pero piensa en lo que son tus líneas: líneas de reserva y vías muertas locomotoras de juguete. ¡Y te quejas! ¿Te has vuelto loco? ¡Aquí podríamos poner raíles de madera en lugar de los que tú pides!
Consultó el reloj, lo cerró, y comenzó a escrutar a lo lejos, hacia donde la carretera se acercaba a la línea férrea. En la curva de la carretera apareció un coche. Era el de Fuflyguin. Su mujer acudía a buscarlo. El cochero detuvo los caballos casi ante el terraplén, sosteniéndolos y dominándolos con voz suave, de mujer, como una niñera que se dirigiese a inquietos niños de pecho, pues los caballos se habían asustado al ver la línea férrea. En un rincón del coche una hermosa dama se recostaba perezosamente
sobre los cojines.
—Bueno, amigo, ya hablaremos de esto en otra ocasión —cortó en seco el jefe de sección, e hizo un vago ademán con la mano—. Ahora no tengo tiempo de ocuparme de los rieles. He de hacer otras cosas.
Y marido y mujer desaparecieron..."

Fragmento II:

"...Larisa Fiódorovna se quedó estupefacta y al principio no dio crédito a sus oídos cuando supo la decisión de Pasha.
«Es absurdo. Otra locura —pensó—. No hay que hacerle caso. Ya se le pasará.»
Pero hacía ya dos semanas que Pasha inició los preparativos, pidió los documentos necesarios, buscó quien lo sustituyera en el instituto, y llegó desde Omsk una comunicación según la cual había sido aceptado en la escuela local militar. Acercábase el momento de la partida.
Lara se despertó como una simple pueblerina y, estrechando las manos de Antípov, se postró a sus pies.
—Páshenka —suplicaba—, ¿por qué haces eso? ¿Por qué me abandonas con nuestra Kátienka? ¡No nos dejes! Nunca es demasiado tarde. Yo lo arreglaré todo. Además, ni siquiera te has hecho examinar seriamente por el médico. Estás enfermo del corazón.¿Te da vergüenza decirlo? Y sacrificar a tu familia por una locura, ¿no te da vergüenza? ¡Voluntario! Te reíste siempre del tonto de Rodka y de pronto se te ocurre hacer lo mismo que él. ¿También tú tienes ganas de lucir el sable y llegar a oficial? ¿Qué te sucede, Pasha? No te reconozco. Te han cambiado o te has vuelto loco. Por favor, por amor de Cristo, dime honradamente si esto es necesario para Rusia. Pero comprendió de pronto que no se trataba de eso. Incapaz de darse cuenta de los detalles, captó lo esencial, intuyendo que Pasha interpretaba equivocadamente sus sentimientos para con él. No apreciaba el sentido maternal que en ella constituía una misma cosa con el amor, sin comprender que éste era mucho mayor que el simple amor de una mujer.
Se mordió los labios, se encerró en sí misma como vencida y, sin decir nada, tragándose en silencio las lágrimas, comenzó los preparativos para la marcha.
Cuando él partió, le pareció como si en toda la ciudad se hubiese hecho el silencio y que en el cielo hasta los cuervos eran menos numerosos.
—Señora, señora —lamentábase Marfutka, como un eco.
—Mamá, mamaíta —balbuceaba Katia, tirándole de la manga.
Era la más grave derrota de su vida. Se venían abajo sus mejores y más luminosas esperanzas..."

Fragmento III:

"...Zhivago contaba a Gordón que había visto en el frente al zar. Lo contaba muy bien. Sucedió durante su primera primavera de guerra. El mando de la unidad a la que estaba agregado se encontraba en los Cárpatos, en una hondonada cuyo acceso por el lado de la llanura húngara se hallaba defendido precisamente por aquella unidad.
Al fondo de la hondonada estaba la estación del ferrocarril. Zhivago describía a Gordón al aspecto de la localidad, las montañas cubiertas de enormes abetos y pinos, a cuyos flancos se prendían los blancos vellones de las nubes, las escarpaturas de granito o pizarra, que parecían como huecos en medio de los bosques, como placas raídas o rapadas en la gruesa piel de un animal. Era una gris mañana de abril, húmeda y oscura como aquellas pizarras, oprimida por todas partes por altas montañas y por eso inmóvil y bochornosa. Alzábase la niebla y se cernía sobre el valle. Todo humeaba, todo ascendía en el espacio en columnas de vapor: el humo de las locomotoras de la estación, la gris evaporación de los prados, los oscuros bosques, las nubes oscuras. En aquellos días el zar visitaba Galitzia. Inesperadamente se supo que pasaría revista a la unidad destacada en aquel lugar, de la cual era jefe honorario. Podía llegar de un momento a otro. En los andenes de la estación se había establecido una guardia de honor para recibirlo. Transcurrieron dos horas de opresiva espera, al cabo de las cuales resonaron rápidos, uno tras otro, dos silbidos de locomotora. Poco después llegó el tren del zar.

Acompañado por el gran duque Nikolái Nikoláevich, el zar pasó revista a los granaderos formados. Cada palabra de su saludo pronunciada en voz queda, suscitaba clamorosos vítores en un grito que rodaba como un trueno, como agua que se agita en balanceantes cubos.
El zar, sonriente y confuso, parecía mucho más viejo y cansado que como aparece en los rublos y las medallas. Tenía una cara blanda, un poco hinchada. Miraba de vez en cuando, como si se disculpara, a Nikolái Nikoláevich, como si no supiera qué esperaban de él en esa circunstancia. Y Nikolái Nikoláevich, inclinándose deferentemente hacia él, ni siquiera con palabras, sino con un solo movimiento de las cejas o de los hombros, lo sacaba del apuro.
Daba pena el zar en aquella mañana tibia y gris de la montaña, y encogía el corazón pensar que aquella asustada timidez pudiera constituir la esencia de la opresión, que aquella debilidad sirviera para condenar y conceder gracias, para encadenar y ajusticiar.
—Debió haber dicho algo parecido a «yo, mi espada y mi pueblo», como Guillermo II, o una frase semejante en la que, lo recuerdo bien, figuraba el pueblo. Pero, compréndelo, era natural que fuese así, a la manera rusa, y trágicamente superior a tales vulgaridades. En efecto, en Rusia la teatralidad es imposible. Porque esto es realmente teatralidad, ¿no es cierto? Puedo comprender incluso qué sentido tenía la palabra pueblo en tiempos de César. Es posible hablar del pueblo galo, suevo, ilirio, yo qué sé. Pero, desde entonces, sólo es una invención que existe para que sobre ella puedan pronunciar discursos los zares, los políticos y el rey: el pueblo, mi pueblo.
»Ahora el frente ruso está inundado de corresponsales y periodistas. Escriben sus «impresiones», las sentencias de la sabiduría popular, visitan a los heridos, construyen una nueva teoría del alma popular. Es una especie de nuevo «Dall»(nombre de escritor), igualmente gratuito. Es la grafomanía lingüística de la incontinencia verbal. Eso en cuanto a un tipo. Pero hay otro. Frases cortadas, al estilo de «pequeños apuntes» con pretensiones de escepticismo y misantropía. Hay uno, por ejemplo (que leí yo mismo), que dice cosas como éstas: «Un día gris como ayer. Desde por la mañana llueve, barro. Miro por la ventana a la calle. Los prisioneros se arrastran en fila interminable. Llevan a los heridos.
Dispara un cañón. Dispara de nuevo, hoy como ayer, mañana como hoy, y así cada día y cada hora...» ¡Observa cuánta agudeza y perspicacia! ¿Y por qué le da por el cañón? ¡Qué pretensión más extraña la de pedir fantasía a un cañón! ¿Por qué en lugar de asombrarse ante el cañón no se asombra de sí mismo, que día a día nos ametralla con enumeraciones, comas y frases?¿Por qué no acaba de una vez con estas salvas de filantropía periodística, inquieta como los saltos de una pulga?¿Por qué no comprende que es él y no el cañón lo que debe ser renovado y no repetirse, que de la acumulación de tonterías en las páginas de un cuaderno jamás podrá hacer algo que tenga sentido, que no existirán los hechos hasta que el hombre no haya puesto en ellos algo propio, una mínima parte del genio caprichoso del hombre, un poco de fantasía?
—Es cierto —lo interrumpió Gordón—. Ahora te diré lo que pienso de la escena a la que hemos asistido hoy. El cosaco que se burlaba del pobre judío exactamente como  millares de casos semejantes, es evidentemente un ejemplo de la más primitiva bajeza, a propósito de la cual no se teoriza. Basta el puñetazo en la cara. Pero la filosofía puede aplicarse al complejo problema de los judíos y nos revelará un aspecto inesperado. Pero no te diré nada nuevo: tales ideas, tanto en mí como en ti, proceden de tu tío..."(...)


Actividades:

-Analiza la información de los enlaces y lee los textos de la entrada.
-Elige un tema: La película, la Revolución de 1905, la de 1917. Desarrolla una entrada con:

-Un esquema. Puedes usar ExamTime.
-Un texto de 8 a 10 líneas sobre el tema.
-El análisis de los principales protagonistas.
-Vídeos e imágenes.
-Algún mapa.

Aparte debes hacer una entrada sobre BORIS PASTERNAK. Elk autor de Doctor Zhivago.

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